El Préstamo de DIOS
Un día Dios me hizo un préstamo. Yo lo acepté e inmediatamente adquirí un inmenso compromiso con Él. Fue un préstamo a largo plazo. Durante mucho tiempo no tuve que preocuparme de la fatídica fecha de devolución. Me enfrasqué con mucho esfuerzo, gran dedicación, permanente constancia y fuerte motivación en hacer una buena tarea. Mi propósito era devolver el préstamo en mejores condiciones de las que lo recibí, puesto que sin duda alguna, para eso me fue prestado. Para eso y para disfrutar, para querer hasta el infinito y para aprender a cuidar. Para ello me esforcé mucho y puse verdadero empeño en cada detalle por pequeño que fuera. Prioricé este proyecto sobre muchas otras cosas de mi vida. Mi préstamo fue evolucionando con los años, creciendo y moldeándose según las directrices que consideré oportunas en cada momento. Unas más acertadas que otras, por supuesto. No es fácil dar forma a unos seres con vida propia. Hace un tiempo ya, he caído en la cuenta de que ha lle