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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Concepto Revolucionario

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Hoy he aprendido un nuevo concepto, uno muy revolucionario para mí. Una nueva idea que se ha clavado en mi mente y no consigo pensar en otra cosa. Voy pensando en ella, dándole forma y voy entendiéndola a mi ritmo. Se trata de “la madre interior”. Exactamente el concepto es “ser mi propia madre interior”. A grandes rasgos el concepto significa: Cuidar de mi misma, Ayudarme en todo lo que necesite, Mimarme con mucho afecto, Quererme con gran estima, Exigirme para ser mejor persona, Atender mis necesidades, Alimentarme de la mejor forma posible, Y protegerme de todo aquello que me hiera. Y todo ello ofreciéndome calidez, cercanía y amor incondicional. Es decir, volcar en mi persona, aquel don aprendido con la maternidad y que durante tantos años he volcado exclusivamente en mis hijas. La cuestión es prestarme la atención que merezco para de esa forma no buscar insistentemente el afecto en los demás. Activar a mi madre interna amorosa es activar de

Infierno

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Las personas como yo, con mi rasgo de Alta Sensibilidad, tenemos tendencia a visitar de vez en cuando el infierno. Aun sabiendo los riesgos, nos quedamos en la sombra de las tinieblas un tiempo. Se nos hace inevitable. Un tiempo de reflexión, un tiempo donde la pena nos inunda y nos cubre por completo. Nos regocijamos en nuestros pensamientos más íntimos, en los que pensamos lo que nos hubiera gustado ser, lo que hicimos mal, lo que podríamos haber hecho mejor, lo que perdimos por el camino, lo que nos falta, lo que añoramos, lo que nos duele, lo que nos rompe el corazón. Una vez hemos volcado toda la pena, somos capaces de salir de allí, somos más ligeros y volamos hacia la luz. De repente, sentimos más paz, incluso sentimos alegría e ilusión de nuevo. Algunas personas de las que nos rodean y nos quieren, no entienden este proceso cíclico. Se afanan una y otra vez, en ayudar y evitar con mucho esmero, que no entremos en el infierno. “El poder está en ti” “Tú tienes la decisión

Familia Disfuncional

A mis hijas: Concluyo que somos una familia disfuncional, pues es evidente que no cumplimos con nuestra función de familia tal y como deberíamos. Fuimos disfuncionales cuando éramos cuatro, junto a vuestro padre y los somos ahora que estamos los cuatro separados. Por mi parte lo siento hijas mías, vosotras merecíais mucho más. De hecho sois merecedoras de una familia totalmente funcional. Siempre habéis tenido ese derecho. Somos los adultos los que no hemos sabido estar a la altura. Ya mis padres no consiguieron formar una familia funcional, y como funcional me refiero a una familia que fuera capaz de cubrir todas las necesidades (materiales, educativas, afectivas y psicológicas) de todos los miembros de dicha familia y en especial de los niños. Por lo que sé, tampoco sus padres, ni los padres de sus padres. Una larga estirpe de familias disfuncionales. Me he informado sobre el tema y puedo explicaros que la disfunción de una familia está relacionada con la existencia d