El Respiro


En ocasiones la vida afloja.
Suelta la cuerda que habitualmente tensa con tanta fuerza.
Finge estar ciega para no ver nuestros infortunios y contratiempos.
Se hace la despistada.
No tiene más remedio que dar un respiro. Inviable es mantenerse en la cresta de ola todo el tiempo.
Así es que cuando la vida me da un respiro, se lo agradezco, lo disfruto, descanso y duermo profundamente.
Atrás quedan ya las incansables preguntas; ¿cuánto durará el respiro? ¿porque la vida no me concede más? ¿porque son cortos y escasos? ¿cuándo disfrutaré de otro?
Preguntas y más preguntas siempre sin respuesta. Agónico.
Ahora prefiero aceptar el respiro tal y como llega.
Me siento cansada de luchar contra el mundo, cuestionándolo todo y deseando lo que no tengo o a quién no tengo a mi lado.
Una vez mi hermana mayor me comparó con Don Quijote, el valiente caballero que, dada su locura, mantenía una inerte lucha contra los molinos de viento.
Hace unos días disfrute de un bonito respiro de la vida.
Tuve el gran privilegio de pasar una tarde con mis dos hijas, haciendo eso que a todas nos gusta de vez en cuando, tiendetear un poco. El remate fue una dulce merienda donde disfruté de una sana conversación con ellas.
Sin prisa, con espontaneidad y alegría, transcurrieron las horas.
En el fondo, estuvimos nutriéndonos del maravilloso efecto que tiene el estar las tres juntas. Como antaño, cuando su dependencia, era mi razón de ser como madre.
Otro respiro ha sido pasar una semana de vacaciones en un bonito hotel con buen tiempo, excursiones y naturaleza. Todos juntos, mi pareja, su hijo, mis hijas y yo.
Cinco bien combinados y avenidos.
Más respiros de los últimos tiempos, han sido momentos de mucha risa, de largas conversaciones, momentos familiares, momentos en pareja y días de paz.
A más respiros me concede la vida, mejor descanso, duermo profundamente, más creativa me siento y más alegre, dicharachera y divertida estoy.
Si lo pienso bien, hace unos meses que me muevo en un gran respiro, donde las situaciones continúan siendo las que son, donde continúan sin gustarme, sin ser lo que yo preferiría, pero donde mi actitud responde diferente, probando como hacerlo de otra forma.
Las bocanadas de aire y los respiros, en realidad son VIDA en mayúsculas y son momentos extraordinarios que quedan grabados a fuego en mi pensamiento.
Los demás momentos, los de sufrimiento, monotonía, dolor y preocupación, son momentos mundanos de nuestra vida, entendidos como momentos opuestos a lo celestial que pueden llegar a ser los respiros.
Respira conmigo muy fuerte y siente en tu interior mucha paz.

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