Dulce Espera
Dulce espera
es lo que siento, esta dulce espera que es mi tiempo ahora, dulce espera de lo
que ha de venir y dulce espera que es mi ilusión.
Me preparo
para ti, mi pequeña princesa. Me esfuerzo para ti también, mi reina mayor. Para
mis amores, por vosotras dos.
Concienzudamente
cambio mis hábitos y reprogramo mis ideas, mis actos y lo que puedo, de mi
carácter. Intento volverme más hábil, más certera, más facilitadora y más
feliz.
Algo en mí se
resiste a tanto cambio, a estos nuevos patrones de pensamiento, a esta nueva versión
de mi misma, por lo que el camino a seguir requiere calma.
Cambios necesarios
para mí, para estar a la altura, para
ser merecedora de vuestra compañía y afecto por mucho tiempo, para enseñaros y
para respetaros sumamente y en esencia.
Con una bonita
sonrisa recibo a esta Dulce espera por lo que ha de venir. Me empapo de paciencia,
sosiego y lucidez para mejorar tanto mi salud física como psíquica.
Difícil tarea
ésta de ser madre. Nadie me advirtió, nadie me lo dijo ni siquiera sutilmente. De
haberlo sabido, me hubiera preparado mucho mejor.
Nunca antes
había tenido un bebe en brazos hasta la llegada de mi primera hija. Fui novata
en todos y cada uno de los momentos, reaccionando a cada necesidad y dando la
mejor de las respuestas de las que fui capaz.
Solo estuvo a
mi favor, el agradecido sentimiento ancestral que habita en nosotras, las mujeres,
y que nos guía en este camino a ciegas.
La maternidad
es una de las más nobles vocaciones, sin duda alguna.
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