La nube oscura
A diario me duele la cabeza.
Desde hace tiempo.
Algunos días tan solo es una pequeña nube oscura que se posa
encima de mis cejas y ahí se queda, sin cebarse, quieta y dando solo el
malestar de sentir su peso en mi frente o dentro de las cavidades de mis ojos.
En estas afortunadas ocasiones, mi vida continua, pesadamente,
pero continua. Voy a trabajar, aunque mi concentración es menor, conduzco, converso
y aguanto muchas veces más de lo que desearía, por lo de intentar hacer vida
normal.
Pero otras veces, la cargada nube oscura decide convertirse
en tormenta. Intuyo fácilmente la intención de la fastidiosa nube y pongo los
remedios a mi alcance para frenarla. En ocasiones lo consigo y la nube queda
posada en mi frente, solo pesando.
En las ocasiones más desfavorables, la nube genera un fuerte
dolor de cabeza, con pinchazos en mi cráneo e intolerancia a la luz y el ruido.
Es cuando tengo que excluirme del mundo. Si puedo, me acomodo
en mi cama en silencio y respiro en la oscuridad de mi habitación.
Mi estómago se retuerce a más dolor de cabeza tenga, es
curiosa la relación que tienen estos dos órganos. Funcionan a la par.
Cualquier movimiento por pequeño que sea, provoca en mi
estómago una nausea desagradable. Cuando esa nausea es insoportable viene el vómito.
Fuertes contracciones sacuden mi abdomen y mi estómago suelta lo poco o mucho
que tenga dentro.
A esto lo
llaman ataque de migraña.
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