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Mostrando entradas de 2018

A mi padre

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Porque mi Azaña es limpiar tu nombre papá, ese mismo que tu solo estás manchando y haces mal ver. En este presente, en el ahora, todos creemos conocerte bien, como el pesado, el decrépito, el solitario, el Rey de sus dominios, el irrespetuoso, el machista, el corto de miras, el anclado en el pasado, el vago, el mentiroso y el adicto. Repito que mi Azaña es que cuando te marches papá, te podamos recordar por quién fuiste a lo largo de tu vida y no por quién te has convertido en tus últimos años, en el último tramo del camino. Eres el segundo hijo de una familia muy desestructurada. Con un padre muy autoritario, machista y maltratador. Con una madre maltratada, que fue muy desgraciada al lado de su cruel marido; del que no pudo ni protegerse a ella misma ni a sus hijos. Y así paso tu infancia y te hiciste mayor y decidiste entrar en el ejército. Desconozco si necesitabas probar qué era ejercer poder sobre alguien. El caso es que lo hiciste bien. Lo hiciste muy bien papá. Pr

El dolor de mi alma

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Mi dolor es duro, de acero. Cubre gran superficie de mi cuerpo. Inunda mi alma con su frío tacto. Se acomoda rodeando mis vísceras, rellenando huecos y pegándose a mi piel. Es macizo. Pesa mucho. Me provoca contracciones en el estómago, retumbando en mi interior con ese ruido estridente que provoca el martillo golpeando al hierro. En ocasiones, es de color rojizo, como si el acero ardiera. Aparece en segundos y es capaz de instalar su armazón metálico en mí, recorriendo desde mi garganta hasta la parte baja de mi vientre. Aparece cuando el desconsuelo se arraiga en mi alma.  Lo sé porque de repente un pensamiento lo desencadena todo... Se altera mi respiración, de momento me cuesta respirar, más tarde hiperventilaré. Mi mente se paraliza de golpe. Busco donde sentarme. Dejo lo que estoy haciendo. Solo intento respirar. Me ahogo. Una daga se clava en mi estómago; otra entre mis dorsales y lumbares. Mis manos pierden fuerza y no puedo sostener nada entre ell

Mi Oración

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Señor Todopoderoso, Te agradezco profundamente que me hayas dado la vida. Y que me la hayas dado en el seno de una Familia. Gracias por darme la maravillosa e intensa experiencia de la maternidad y la crianza de unas hijas. Gracias por poner en mi camino a mi amado compañero de vida.   Muchas gracias por las virtudes con las que has dotado mi carácter, por mis fortalezas, valentías y mi sensibilidad. Gracias por la confortabilidad que disfruto en mi vida, por mi cultura y por optar a un futuro. Gracias por la salud de la que gozan mis seres queridos y por la mía propia. Gracias por estas dos fantásticas hijas que tengo. Gracias por verlas crecer sanas, vitales, alegres y virtuosas en aquello que hacen. Gracias por darme la oportunidad de ayudar al prójimo. Señor te pido perdón por mis malos pensamientos y por mis feas palabras. Perdóname Señor por mostrarme tan irascible e irritada; desanimada y triste. Te pido perdón por no aprovechar al máximo cada minuto de

Cuando el dolor me supera

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Hace ya mucho tiempo que soy invisible para ti, me ignoras en todos los aspectos de tu vida. En ocasiones creo estar muerta y ser un fantasma con el cual te cruzas de vez en cuando. Después de tres años, hoy te he pedido diálogo para expresarte alguno de mis sentimientos pero me has rechazado. Debo entender que todavía no te sientes preparada para hablar conmigo. Enseguida te has puesto a la defensiva y has sido dura conmigo. Me has pedido perdón con ironía por “partirme el corazón” y después con algo de desfachatez me has dicho que no te importa para nada lo que yo tenga que decirte al respecto de mis sentimientos. No sé en quién te has convertido. No te merezco respeto, afecto ni autoridad de ningún tipo. Ni siquiera merezco tu piedad. Yo no te he educado así hija mía y por eso ya no te reconozco. Otras influencias están haciendo mella en ti. Mi cuerpo enferma constantemente pues mi alma está encogida y arrugada. Quiero morir mil veces y olvidar el dolor de hab

Concepto Revolucionario

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Hoy he aprendido un nuevo concepto, uno muy revolucionario para mí. Una nueva idea que se ha clavado en mi mente y no consigo pensar en otra cosa. Voy pensando en ella, dándole forma y voy entendiéndola a mi ritmo. Se trata de “la madre interior”. Exactamente el concepto es “ser mi propia madre interior”. A grandes rasgos el concepto significa: Cuidar de mi misma, Ayudarme en todo lo que necesite, Mimarme con mucho afecto, Quererme con gran estima, Exigirme para ser mejor persona, Atender mis necesidades, Alimentarme de la mejor forma posible, Y protegerme de todo aquello que me hiera. Y todo ello ofreciéndome calidez, cercanía y amor incondicional. Es decir, volcar en mi persona, aquel don aprendido con la maternidad y que durante tantos años he volcado exclusivamente en mis hijas. La cuestión es prestarme la atención que merezco para de esa forma no buscar insistentemente el afecto en los demás. Activar a mi madre interna amorosa es activar de

Infierno

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Las personas como yo, con mi rasgo de Alta Sensibilidad, tenemos tendencia a visitar de vez en cuando el infierno. Aun sabiendo los riesgos, nos quedamos en la sombra de las tinieblas un tiempo. Se nos hace inevitable. Un tiempo de reflexión, un tiempo donde la pena nos inunda y nos cubre por completo. Nos regocijamos en nuestros pensamientos más íntimos, en los que pensamos lo que nos hubiera gustado ser, lo que hicimos mal, lo que podríamos haber hecho mejor, lo que perdimos por el camino, lo que nos falta, lo que añoramos, lo que nos duele, lo que nos rompe el corazón. Una vez hemos volcado toda la pena, somos capaces de salir de allí, somos más ligeros y volamos hacia la luz. De repente, sentimos más paz, incluso sentimos alegría e ilusión de nuevo. Algunas personas de las que nos rodean y nos quieren, no entienden este proceso cíclico. Se afanan una y otra vez, en ayudar y evitar con mucho esmero, que no entremos en el infierno. “El poder está en ti” “Tú tienes la decisión

Familia Disfuncional

A mis hijas: Concluyo que somos una familia disfuncional, pues es evidente que no cumplimos con nuestra función de familia tal y como deberíamos. Fuimos disfuncionales cuando éramos cuatro, junto a vuestro padre y los somos ahora que estamos los cuatro separados. Por mi parte lo siento hijas mías, vosotras merecíais mucho más. De hecho sois merecedoras de una familia totalmente funcional. Siempre habéis tenido ese derecho. Somos los adultos los que no hemos sabido estar a la altura. Ya mis padres no consiguieron formar una familia funcional, y como funcional me refiero a una familia que fuera capaz de cubrir todas las necesidades (materiales, educativas, afectivas y psicológicas) de todos los miembros de dicha familia y en especial de los niños. Por lo que sé, tampoco sus padres, ni los padres de sus padres. Una larga estirpe de familias disfuncionales. Me he informado sobre el tema y puedo explicaros que la disfunción de una familia está relacionada con la existencia d

El Préstamo de DIOS

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Un día Dios me hizo un préstamo. Yo lo acepté e inmediatamente adquirí un inmenso compromiso con Él. Fue un préstamo a largo plazo. Durante mucho tiempo no tuve que preocuparme de la fatídica fecha de devolución. Me enfrasqué con mucho esfuerzo, gran dedicación, permanente constancia y fuerte motivación en hacer una buena tarea. Mi propósito era devolver el préstamo en mejores condiciones de las que lo recibí, puesto que sin duda alguna, para eso me fue prestado. Para eso y para disfrutar, para querer hasta el infinito y para aprender a cuidar. Para ello me esforcé mucho y puse verdadero empeño en cada detalle por pequeño que fuera. Prioricé este proyecto sobre muchas otras cosas de mi vida. Mi préstamo fue evolucionando con los años, creciendo y moldeándose según las directrices que consideré oportunas en cada momento. Unas más acertadas que otras, por supuesto. No es fácil dar forma a unos seres con vida propia. Hace un tiempo ya, he caído en la cuenta de que ha lle

Final de Etapa

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Se acabó esta etapa. Ha empezado una nueva temporada de mi vida con muchos capítulos por ver y vivir. La maternidad como yo la entiendo, ha terminado. Me he negado mucho tiempo a darme cuenta, he luchado contra ese fantasma que en el fondo de mi alma ya venía diciéndome que las cosas estaban cambiando. Y he sufrido mucho. Simplemente me cogió desprevenida, no estaba preparada. Mi expectativa chocó cual lo hacen las olas contra el malecón y se desparramó por completo. Soy madre de dos maravillosas chicas y nunca me imaginé que a la primera que tendría que soltar sería a mi pequeña princesa. Me tocó muy pronto, cuando no era más que una niña entrando en la adolescencia. La segunda, según mi criterio, la he soltado coincidiendo con lo esperado. Siempre he estado convencida de la gran ventaja de decidir ser mamá a temprana edad. Siempre he defendido que lo haría una y otra vez, que lo haría mil veces más. Razoné con aquellos que pensaban contrariamente a mí, afirmando

Preocupaciones

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Resulta que me comporto como una ingenua preocupándome por todo, por cómo se sienten mis hijas, por cómo encajan los acontecimientos derivados de mala relación existente entre su padre y yo, por la soledad que sufre mi padre, por los problemas de mi madre, por la lejanía de   mi hermana mayor, por la situación económica de todos los miembros de mi familia, por lo que vendrá, por lo que pueda pasar, por el futuro de la empresa donde trabajo, por si mis compañeros de trabajo cumplen con sus obligaciones laborales, por mi salud, por el bienestar de mi pareja, por el futuro de los míos y el mío propio. Incluso por la situación política tan crispada y disparatada que estamos viviendo. Preocupándome por no saber más, por no llegar a todo. Dicen que la solución existe y que todo tiene remedio. Algunas veces las cosas pueden cambiar. Y es que a veces deben cambiar. Hacemos de nuestras vidas un galimatías de preocupaciones y problemas. Nos centramos en eso, en resolver día a día todos

El día de la Madre

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Se acerca el día de la madre y siento mi maternidad a flor de piel. Yo soy mujer pero sobretodo y ante muchas cosas, soy madre. Aunque no pueda ejercer la maternidad tal y como yo la entiendo. Soy madre aunque me sienta apartada por una hija. Soy madre aunque no cocine para ellas, aunque no me llamen. Soy madre a pesar del tiempo que hace que no hablo con mis dos hijas a la vez, a pesar de no poder aconsejarlas, muy a pesar de unas dramáticas circunstancias que provocan el rechazo de una de mis hijas a aceptar a su madre tal y como es. ¿Y sabéis porque soy tan "madre"? Porque des del primer mes de embarazo mi vida cambió por y para ellas. Porque me entregué en cuerpo y alma a ellas. Porque las enseñe a crecer. Porque aprendimos juntas a convivir, a compartir y a respetar. Porque siempre estuvimos las tres juntas. Porque todo lo hicimos juntas. Porque las considero un gran tesoro del cual yo he formado parte. Porque sin dudarlo, escucharme bien, sin d

Generaciones pasadas

Hoy he sabido cosas de mis abuelos y bisabuelos que desconocía. Nunca había tenido la inquietud o la necesidad de preguntar por ellos, por sus vidas. Precisamente le he preguntado a mi padre, con el que tristemente y desde hace muchos años, no me siento en sintonía. Con el que me peleo bravamente, al que critico dura y ferozmente, el que me parte el corazón por verlo solo, viejo y débil. Pues bien, hoy le he preguntado por sus padres y abuelos. No sé exactamente porqué pero el resultado ha sido fabuloso. Me felicito por haberlo hecho puesto que se ha creado un nexo de unión entre ambos, donde no competimos por tener la razón, donde no hay discrepancia de opiniones, es decir, un espacio genial donde mi padre puede ser el protagonista sin sentirme yo herida por su imposición de opiniones, por su mente cerrada. Me ha hablado de cómo se conocieron sus padres, o sea, mis abuelos Fulgencio y Maria del Carmen. Resulta que a él le tocó hacer el servicio militar en Marruecos y cuando